En batalla usa lo
ordinario para enfrentar al enemigo.
Usa lo extraordinario para asegurar
la victoria
Sun Tzu
¿ACASO EL CIELO HABLA?
Cada ser humano es un
ritual gratuito, un acontecimiento inútil y un enigma.
Ciertamente:
Hay una Madre de las
madres
Encaramada a “Lo que no
tiene límite…”
Si sabéis mirar por
encima del cielo podréis verla
Con otros ojos
Que no son los de la
sangre.
Aunque, claro está,
Más oculta y extraña
Susurrando lo oscuro
entre las ruinas,
Hay también una Madre
del Escondite:
Faro de múltiple doble
Que rebate la noche con
los sueños;
Pero a mí:
Niño grande sembrado en
el relámpago
La que me apasiona
(y a quien en cierto
modo sirvo)
Es La Mortífera:
Negra que impulsa a
prosperar
En la mortandad de las
batallas;
Valga decir: sin
santiguarse,
Como asume su juego el
rayo
En la desmesura de su quiebre.
Este es el tiempo del
despertar de las voces de la Tierra en los oídos humanos al grito de Ya Basta! Nosotxos
somos ese grito. La llamada sale a encontrar las demás voces, que también
dicen: Ya Basta! Todos juntxs una sola voz tan grande que derriba muros. Tan
grande que hace el silencio en medio de tanto ruido. Ya Basta!
Somos la maleza rompiendo el
cemento, reverdecer. Y somos las grietas en los muros, reverdecer. Somos las
marejadas anunciando las tormentas por venir. El viento que se levanta. Somos
la Tierra: el suelo mismo de la realidad, sacudiéndose, estremeciéndose,
abriéndose bajo los cimientos. Somos la Torre, Atu XVI
Somos un millón de gritos en una
sola voz plural. Somos las fuerzas de la Naturaleza desatadas. Somos la Mar
saliéndose de sí misma. Somos los vientos arremolinándose, y las nubes en el
horizonte. Negras tormentas agitan los aires…
Parecen
olvidarlo, siempre quedará un recoveco, una alternativa creativa para
rebelarnos y mostrar nuestra negación ante la miseria y degradación a la cual
quieren someternos. Da igual cuánto uso de programación neurolingüística
empleen en sus campañas publicitarias, cuánta bruma psíquica nos aceche entre
las redes sociales y los medios de (des)información, cuántos giros
intelectuales den en sus ideologías de laboratorio, cuál nuevo escándalo
político acontezca –preparado, cocinado en las agencias como buena telenovela-:
somos nosotrxs quienes tenemos la última decisión, quienes elegimos tomar la
determinación de romper, cortar la baraja; es nuestra voluntad, lo más sagrado,
lo que jamás podrán robarnos. Ni a través de la alienación del trabajo
asalariado, ni mediante el déficit de vitaminas y minerales en los alimentos en
probeta diseñados, ni bajo el encantamiento pusilánime de una nueva amenaza
terrorista pueden controlarnos precisamente, porque somos animales humanos.
Jamás perderemos nuestro instinto de supervivencia.
Ya pueden
tunear nuestras calles, hacerlas lugares de efímero consumo en su proceso de
gentrificación: habrá un día donde nadie tenga para adquirir, al igual que habrá
un día en la mente de todxs nosotrxs, un mínimo instante en el que evocaremos nuestra
infancia en los barrios, jugando libremente en las aceras, en las calzadas,
junto a las fuentes, en los parques pero sobre todo, en los bosques. Si bien la
nostalgia lleva a la depresión, recordemos que la depresión es rabia y quien
siembra la miseria recogerá esta rabia.
No importa
el número de personas que resistamos, no nos interesa ni las masas críticas ni
demás teorías especulativas milenaristas, nos importa la Tierra la cual revivificamos,
gozamos y trabajamos, con eso es más que suficiente. Nos importa la Tierra y
todos los seres vivos que la habitan: por cada árbol talado, por cada animal no
humano asesinado, por cada presx político secuestrado, por cada espíritu tomado como rehén por la industria
farmacéutica y un largo etc; por cada vida en el amplio sentido del término que
se lleven por delante, estarán firmando su sentencia. No ha habido etapa
histórica en la que no hayamos existido por mucho que nos asesinen o nos conviertan
en la omisión planificada en sus libros de texto en la enseñanza, de un modo u
otro volveremos. Porque somos la Resistencia, porque sin nosotrxs, no son nada,
no existirían pues no hay ley física ni biológica en la que no estemos
presentes a pesar de los giros neolingüísticos: basta con que exista una sola
persona que sienta sensibilidad e identificación auténtica hacia el oprimidx,
se comprometa socialmente y tenga claro dónde reside la dominación para resucitarnos,
estando aquí y ahora. No somos venganza, somos la legítima autodefensa contra la violencia física y
psíquica del Sistema: la misma voz de un niñx que exige respeto y no ser tocadx
cual objeto por un adulto sin su consentimiento, la misma fuerza de una hierba
que brota de la nada en la obscuridad pétrea del asfalto, la misma destreza con
la que una loba defiende a su manada y semejantes.
Por segundo
año consecutivo realizamos un grito de guerra, un llamamiento de acción ritual
para enfrentarnos a la barbarie de Monsanto; aunque somos conscientes que la
crueldad alienante habita bajo diferentes nombres -Bayer, TTIP, Coca-Cola,
Nestlé, Fracking, Johnson & Johnson, Mc Donald’s etc- asumimos la
iniciativa una vez más para consolidar el rechazo desde las calles, desde las
manifestaciones que se realizarán a lo largo y ancho del planeta. Cada cual a
según sus fuerzas y circunstancias, animamos desde la acción simbólica de
rechazo hasta la acción mágica ritual de desacato ante tal egregor corporativo. Hace un año se
levantaron las voces de la Tierra, ante el silencio impuesto y su contracara, el
ruido. Una voz con sentido. Una voz con toda la fuerza colectiva.
Y han seguido haciéndolo, cada vez
más. A todos los que quieran oír, a todos los presentes. Volcanes,
terremotos, marejadas, tornados, tormentas, animales muertos en masa. ¿Estamos
escuchando? Estamos respondiendo. La rueda del año ha vuelto a girar, una
vuelta más de la espiral del tiempo, y nos volvemos a encontrar. Este es el
momento de volver a unir nuestras fuerzas contra el enemigo común.
Ya todos sabemos qué hacer.
Es el momento nuevamente, la ocasión
viene a nosotrxs, y nosotrxs nos levantamos a la altura de la ocasión. Es
momento de atacar. Todxs juntxs.
Somos la fuerza de la Tierra
levantándose. La sangre de todos nuestrxs antepasadxs, derramada sobre nuestros
lugares de origen, corriendo por la misma agua eterna viajera. La presencia de
todos los que vinieron antes que nosotrxs, y de todos los que vendrán
después.
Lo que suceda en estos años, en este
tiempo, tiene profundas consecuencias por largo, largo tiempo por venir. Lo que
pase en estas decadas, afectará decisivamente el devenir a largo plazo de
nuestro mundo.
No hay tiempo para esperar.
Si la Tierra es envenenada, la
brujería ha de responder.
Es el momento de reunión, de la gran
reunión de las tribus.
El ataque es generalizado, a lo
largo y ancho de todas las geografías. La respuesta ha de serlo también.
La extinción masiva de las formas de
vida que constituyen la trama de la vida, animales, bosques, Los ataques a toda
la vida de los oceanos continuan escalando, ¿cuántos derrames de petroleo
tendremos que atestiguar?
Las voces de todos nuestrxs
ancestrxs y de todxs lxs que vendrán después de nosotrxs, nos llaman a la
acción, las voces de todxs los guardianes de los lugares sagrados, de los
espíritus animales por todas partes cruzando al otro lado, de los últimos espacios
de naturaleza salvaje.
Una insurrección de dientes de león
rompiendo el cemento. El Deseo colectivo es la fuerza motriz de nuestras
realidades ¿Cómo es que le han hecho tal amarre? Es hora ya de desatarse. El Deseo colectivo bulle en silencio
y en gritos, en cánticos, el Deseo colectivo grita, marcha, quema, se levanta.
El Deseo colectivo produce imágenes, letras, signos, hechizos y acciones,
rituales y canciones. El Encantamiento está hecho. Reverdecer. Recuperar toda la potencia para
afectar la realidad que ha sido usurpada de las protestas populares. Todo esa
energía colectiva, ha de manifestarse plenamente. Recuperamos nuestro mundo,
recuperamos nuestra realidad. Acoplándonos con los millones de
personas reunidas con la misma intención: desterramos a Monsanto de nuestra
Tierra, cargamos con toda la magia la intención común. Que así sea. Cristalizamos todo el Deseo masivo,
la rabia colectiva, vox populi vox dei, justicia popular a Monsanto, la Tierra
hace justicia. Reverdecer.
La invitación es a acompañar a los
millones y millones de personas que se reunirán en todo el mundo con la misma
intención: Desterramos a Monsanto de esta Tierra. Que se haga la justicia de la
Tierra, de la Vida.
La guerra es constante, pero hay
momentos para reunirnos y atacar juntos, todos juntos. Este es uno de esos
momentos.
Un solo gran pensamiento en la consciencia
colectiva, una misma intención. Una sola Fuerza.
No estamos solxs: los espíritus
desde las cuatro esquinas del mundo, todas las formas de vida que crecen en la
Tierra y la Mar, todas las fuerzas salvajes de la Naturaleza libre, los
ancestros y espíritus animales, los guardianes de los lugares sagrados, el
Espíritu de la Tierra toda, está en nuestra misma lucha, está en pie de guerra,
nos acompañan y levantan. Todos nuestros ancestros, y quienes vinieron antes de
nosotrxs, y todos quienes vendrán después, están atentxs a lo que hagamos. Una
sola Fuerza.
Las semillas están germinando. La
maleza rompe el pavimento.